Hoy en día las empresas deben ampliar su perspectiva para mantener su éxito en el mercado, desde revisar puntualmente los costos de producción y hacer continuamente estudios sobre la oferta, hasta conocer la demanda en los consumidores y atender las diversas necesidades y situaciones del personal.
Por eso, con la finalidad de conservar cierto nivel de eficiencia entre los empleados, a menudo los directivos ponen suma atención en su contratación y estancia en la empresa.
La ética en el trabajo y el desempeño profesional
Podemos hablar de dos pasos o requisitos que miran los reclutadores y líderes de equipo en un trabajador. Los primeros atienden al principio a la ética laboral, que se refiere al conjunto de valores que has aprendido y desarrollado en tu centro educativo y que desempeñas invariablemente en cualquier actividad o lugar de trabajo.
Regularmente estos valores son inicialmente adquiridos desde casa y van detallándose según la formación académica de cada persona.
De algún modo es posible asegurar que se refiere al conjunto de valores que evidencia una persona en su ejercicio profesional y que por ende antecede a su participación en cualquier empresa.
Al respecto, Rosa Karina Murillo Limonez en su artículo «La ética profesional y su incidencia en el desempeño de los empleados en las microempresas» concuerda con esta idea, al asegurar que se trata de valores que deberían estar siempre presentes con el propósito de que se cumplan los objetivos de la empresa y sus colaboradores.
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Por otro lado, cuando ya se es parte del personal para una empresa, los líderes y directivos se fijarán en el desempeño profesional, que consiste directamente en la forma en que se realiza el trabajo, es decir, si hay energía y entusiasmo para hacerlo, si es perceptible el compromiso y el sentido del deber, si hay una ejecución correcta de las actividades y de las herramientas, y si existe un compañerismo entre los empleados.
Dicho de otra manera, el portal en línea Ecu Red dice al respecto que el rendimiento laboral es esencialmente la actuación sobresaliente de un trabajador al realizar cada una de sus funciones de acuerdo al cargo que se le ha asignado. Por ende, este únicamente puede evaluarse cuando el candidato ha pasado a ser empleado y ha realizado diversas actividades que permiten calificarlo.
¿Cuál es su utilidad en el funcionamiento de una empresa?
Vayamos un poco más despacio. Tanto los valores aprendidos en la formación universitaria como el desempeño en la actividad laboral específica son fundamentales en el desarrollo de todo trabajador, de todo equipo y de toda compañía.
Llegar a una nueva institución con ideas claras basadas en el respeto, el compromiso y el liderazgo, sin duda resultará en un impacto positivo en el cumplimiento de las metas en cualquier cargo ejercido. Asimismo, empeñarse en continuar con esta actitud y en responder eficazmente a las tareas encomendadas tendrá buena aceptación por parte de los directivos o líderes de equipo.
Para que quede de una manera más clara exponemos a continuación cinco razones y beneficios por los cuales la ética y el desempeño se vuelven necesarios:
1. Asumir responsabilidades con liderazgo y compromiso.
2. Tener claros nuestros objetivos individuales, grupales y empresariales.
3. Sentirnos alegres por trabajar según nuestra vocación.
4. Dirigirnos dignamente en cualquier actividad laboral que realicemos.
5. Reconocimiento laboral y social por nuestro buen desempeño.
Los valores y el esfuerzo siempre significarán mucho para una compañía, ya que denotan un verdadero vínculo de unión entre el personal y la filosofía que persigue la empresa. Asimismo, mientras se mantenga esta idea, también habrá una favorable proyección, demostrando la eficiencia colaborativa entre estas dos partes fundamentales en todo negocio, pertenezca al rubro al que pertenezca.