La denuncia anónima laboral no solo es una herramienta empresarial para que el buen desarrollo de las actividades productivas se logre sin mediar problemas o trámites para los denunciantes, sino que se trata de un derecho laboral.
Hay instituciones como la Secretaría del Trabajo y Previsión Social en México o Inspección de Trabajo y Seguridad Social en España que respaldan a los trabajadores y brindan ayuda para este proceso.
¿Qué nos detiene entonces?
Son múltiples los motivos que pueden desmotivarnos al intentar señalar casos de ilegalidad en el trabajo. A continuación, los enlistamos con el fin de reconocerlos y comenzar a crear planes de acción eficaces para eliminarlos.
- Que se pierda el anonimato. Si tu empresa no garantiza a sus colaboradores la privacidad que se merecen, entonces la confianza en este proceso será nula. Por ello, es vital que existan planes de respuesta claros y que los procedimientos sean accesibles para todos, de tal forma que haya confianza en la denuncia tanto como en la protección de quien la hará.
- Represalias. El anonimato adquiere un mayor peso si la plantilla es grande, pero en las empresas con poco personal es más difícil mantenerlo. Sin embargo, sea cual sea el caso, es preciso que las personas a cargo de seguir las denuncias tengan una ética intachable. De lo contrario, la más mínima indiscreción puede visibilizar al denunciante y acarrearle problemas serios que incluso pongan en riesgo su vida.
- Que no se resuelva nada. De nada te servirá tener procesos muy claros y protocolos muy accesibles ni mantener el anonimato si al final la denuncia no tiene resultado alguno. Es importante que los procedimientos se lleven hasta su última consecuencia.
- Perder el empleo. Uno de los temores más comunes es que el denunciante pueda perder su empleo. Puedes pensar que el anonimato debería ser suficiente para no tener este miedo; sin embargo, la desconfianza en dicho recurso es el problema.
- Que el culpable sea un jefe. El proceso tiene que ser, además de claro, democrático. No debe haber preferencias y todas las denuncias necesitan tomarse con seriedad y con la misma rigurosidad sin importar que el denunciado tenga un puesto alto, sea jefe o directivo. El sistema debe ser limpio y aplicar por igual para todos.
- Que te dejen solo. La acusación anónima es un primer paso para atrapar a un delincuente, pero, si las evidencias llevan a un proceso legal, quizá sea momento de dar la cara según el caso. Ante esta situación, la empresa debe respaldar a sus trabajadores en todo momento.
Beneficios de hacer valer este derecho
Los puntos a controlar abiertamente son tres:
- Procesos de denuncia claros y accesibles para todos.
- Personas encargadas con una ética incorruptible.
- Denuncias con resultados transparentes y donde siempre se respeten los protocolos.
Con estas tres características, la denuncia de forma anónima acarreará grandes beneficios a tu empresa, por ejemplo:
- Mayor confianza por parte de tus empleados.
- Una imagen empresarial de responsabilidad social y laboral.
- El retiro de personas indeseables de tu equipo de trabajo.
- La prevención de delitos.
- Optimización de tus recursos, no solo humanos al descartar a los delincuentes, sino también de inversión en el proceso mismo de denuncia.
- Fidelidad de clientes y empleados.
- Un entorno más justo.
Como ves, llevar a cabo una metodología profesional para facilitar este tipo de denuncia es fundamental para crear un entorno laboral agradable y, sobre todo, sano. Recuerda que una empresa sana es exitosa. Fomentar un proceso anónimo, con seguridad pero efectivo, es clave para que tu compañía también lo sea.
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