20 enero, 2023

Tipos de sistemas de trabajo empresariales: controla las responsabilidades internas

Tipos de sistemas de trabajo empresariales

Las empresas son conglomerados de recursos humanos, financieros y físicos que trabajan en conjunto para alcanzar ciertos objetivos. A pesar de que todas persiguen la supervivencia y la satisfacción de necesidades de la sociedad, cada una lo hace de una manera particular.

La organización como proceso

De acuerdo con la teoría administrativa clásica, son cuatro fases las que componen el proceso administrativo en su totalidad: planeación, organización, dirección y control.

La organización de las actividades requiere de un liderazgo, un ejercicio de autoridad y una estructura de comunicacion interna específica, por lo que es posible encontrar diferentes maneras de llevar a la práctica las mismas tareas.

Según los especialistas, los principales modelos son los siguientes:

Modelo funcional

La empresa se divide en departamentos especializados, los cuales se encuentran bajo el liderazgo y gestión de un administrador o gerente.

La especialización departamental es fundamental, por lo que los empleados tienen funciones muy concretas. De igual forma, la estructura de comunicación interna es lineal y vertical.

La escala jerárquica es ascendente y no admite variaciones. La comunicación es descendente. Este modelo se asocia directamente con la visión mecanicista de las organizaciones.

Modelo divisional

El eje alrededor del cual gira el trabajo son los proyectos, por lo que la organización se divide en equipos de trabajo que se encargan, cada uno, de un proyecto en concreto.

Los equipos atienden tareas con objetivos particulares y se conforman con especialistas que reportan a un supervisor o director, aunque cuentan con suficiente autonomía para avanzar a su propio ritmo.

Los procesos comunicacionales pueden verse afectados por la independencia de cada equipo de trabajo, lo que podría derivar en cierto aislamiento respecto de cada área.

Modelo sistémico

Desde esta perspectiva se distingue a las organizaciones como conjuntos de elementos y recursos que interactúan entre sí para alcanzar un objetivo.

Tal y como se propusiera desde la Teoría de Sistemas de la biología, cada parte tiene una estructura y función particular y, en conjunto, dan vida a la empresa.

La jerarquía y la autoridad pueden ser tanto verticales como horizontales, pero destaca la amplia comunicación entre los elementos del sistema, pues así es como se logra conocer el avance en el cumplimiento de metas y objetivos.

Modelo ecológico

En este caso se asume que la empresa es un entorno completo con objetivos particulares que interactúa con el medio ambiente. Siendo así, se conecta con otros entornos similares y convive con la sociedad en general.

Puesto que la interacción con el entorno es fundamental, se asume que existen pocos recursos para alcanzar los objetivos y es necesario promover la innovación en tareas y procesos.

Las empresas de este tipo usualmente emplean sistemas de comunicación horizontal, si bien la autoridad no se desdibuja. El logro del objetivo final es el resultado de la correcta interpretación de los factores del entorno que inciden sobre las labores internas de la empresa.

Modelo en red

Se constituye como una adaptación de la perspectiva ecológica y sistémica, a la que se suma la importancia vital de la interacción.

Como su nombre lo indica, la forma de trabajo se asemeja a una red de cooperación y colaboración constante. Basándose en una estructura jerárquica y de autoridad bastante flexible, las tareas se dividen en grupos de trabajo que intercambian información y conocimiento de forma constante.

En este caso, se amplían las fronteras de cada equipo, por lo que los colaboradores pueden participar en distintos proyectos a la vez. En última instancia, los resultados y el cumplimiento de objetivos es lo más valorado.

Cada modelo de gestión comporta sus características, beneficios, potencialidades y limitaciones. En cualquier caso, es necesario contar con asesoría especializada en caso de implementar cambios o variaciones para mejorar los procesos desarrollados y cumplir, incluso, con las recomendaciones internacionales.

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