Ya sea que se le considere como el elemento para dar a conocer los éxitos de una empresa y mostrar los avances y metas alcanzadas, la memoria corporativa se constituye como una imagen nítida del estado de la empresa en un periodo en concreto. Aquí te explicamos en qué consiste.
Definición y objetivo
Una memoria corporativa es un documento que expone de forma clara los objetivos alcanzados por una empresa, así como su estrategia empleada y los avances logrados en la implementación de directrices y políticas de gobierno y actuación concretos. Esta información cubre el periodo de un ejercicio total (1 año).
Originalmente, estos documentos se estructuraban para los accionistas o el consejo directivo de la organización en cuestión; no obstante, con el paso del tiempo se han puesto a disposición de todos los empleados, así como de la sociedad en general.
El cambio operado responde a la necesidad de una empresa por dar a conocer su nivel de logro efectivo, con miras a fortalecer su imagen pública y generar confianza en los usuarios e inversionistas actuales y posibles, así como toda aquella persona o entidad que pudiera verse afectada por las actividades de la organización en cuestión (a estos se les conoce como stakeholders).
Por otro lado, existen casos en donde la ley obliga a su puntual realización, además de que se plantea su uso desde la OCDE y las resoluciones del G20.
Elementos conformantes
Los datos y apartados específicos dependen del tipo de documento a estructurar, de si es un requisito u obligación marcada por la ley, así como del objetivo final de la misma. Evidentemente, en caso de seguir la normativa jurídica, se deben integrar los aspectos ahí marcados.
Cuando el documento se estructura sin obligación formal de por medio, suele contener información de los siguientes campos:
- Resultados principales de la empresa. Nivel de ventas, producción, clientes atendidos, mercados cubiertos, etcétera. Se especifica todo lo logrado con base en lo planeado al inicio del periodo.
- Evolución de la empresa en términos de crecimiento. Aumento de los niveles de operaciones, incrementos en la cantidad,, plantas disponibles, adquisición de equipamiento, cobertura de nuevas regiones, etcétera.
- Evolución del talento humano. Cambios más importantes en materia de contratación y rotación de personal, así como en términos de inclusión de personas con discapacidad o equidad de género, por ejemplo.
- Estrategia en materia de responsabilidad social. Se especifican líneas de acción para atender problemáticas sociales o contribuir a la mejora del medioambiente o comunidades en particular. Se incluyen estrategias ya empleadas y resultados.
- Prospectiva y planeación estratégica. Cuidando la confidencialidad de ciertos datos, se debe exponer cómo se ve la empresa a futuro y qué planea hacer para lograrlo, hacia dónde se dirige y qué se puede esperar de ella.
El conocimiento empresarial como punto de partida
Para llegar a todas las personas consideradas como stakeholders, es posible estructurar este archivo tanto en formato físico como digital; en ambos casos, debe estar perfectamente redactada, ser clara y reflejar lo que se desea (para lo cual se debe tener claro el objetivo de su estructuración).
Es por ello que se reconoce que una correcta memoria corporativa solo es posible de realizar cuando se efectúa la llamada gestion del conocimiento; gracias a esta, se cuenta con la información necesaria de forma oportuna para aprovechar todos los beneficios posibles.
Como es posible apreciar, este documento hace honor a su nombre, pues es la memoria de cuanto se ha logrado al término de un ciclo y cuanto se planteó a futuro, lo que permitirá evaluar el estado de una organización y valorar su verdadero impacto en términos comprensibles para todos.
