22 octubre, 2019

¿Cómo hacer que la honestidad en el trabajo sea una práctica cotidiana?

¿Cómo hacer que la honestidad en el trabajo sea una práctica cotidiana?

La honestidad en el trabajo es uno de los valores primordiales que una empresa debe cuidar, entendiendo que para poder ser exitosa habrá que convertirlo en un cimiento bajo el cual laborarán todos sus integrantes día a día.

La importancia de ser una empresa con valores

Convertirse en una empresa que se distinga de las demás por su alto grado de compromiso y responsabilidad a través de una escala sólida de valores, es una tarea que lleva tiempo construir, pero bien vale la pena el esfuerzo.

No es una cuestión de moda, el propio contexto económico y social en el cual se mueve una empresa demanda que trabaje en torno a una serie de principios enfocados no solamente a hacer bien las cosas sino también a ser un conjunto de bien.

Imaginemos una organización que trabaja bajo situaciones donde la corrupción es evidente, se maquillan cifras o se evade el pago de impuestos a través de algunas personas que omiten información o mienten a sus superiores.

Es claro que estamos hablando de un clima laboral negativo donde es evidente que desde un inicio no hubo cuidado con la selección de personal y es primordial evitar la deshonestidad apenas la detectemos.

No hay que esperar a que se presente algún problema para llevar a cabo acciones correctivas. Si tu empresa labora en armonía y equilibrio es una señal excelente para intervenir y reafirmar la importancia de dicho tema.

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Elementos para apoyar el sentido honesto en el trabajo

 

Elementos para apoyar el sentido honesto en el trabajo

 

Existen ciertos puntos básicos con los que debe contar una empresa para transformar la honestidad en una práctica continua. Toma nota y aprende con nosotros:

1. Comunicación corporativa sana. El papel de la comunicación es primordial para el buen funcionamiento.

Esta debe darse de manera clara, fluida y transparente, ya que significa enviar una señal a todos de que no hay mentiras de por medio o información distorsionada por parte de algún departamento o área.

2. Conocimiento de los valores de la empresa. Desde el momento en el que un nuevo trabajador ingresa e inicia la inducción, debe conocer dichos valores para que queden bien comprendidos.

Se trata de que él mismo tome consciencia de que el ser honesto es un pilar en el ejercicio de su profesión; al mismo tiempo, estamos generando fidelidad y confianza al tener una visión compartida.

3. Líderes ejemplares. El papel de los directivos o de aquellos que tienen personal a su cargo es fundamental, ya que a través de ellos se da el ejemplo.

Si nuestro objetivo es tener una cultura organizacional basada en dicho valor, debemos comenzar por mostrar a los demás cómo es la manera correcta de hacer las cosas.

Este factor es clave ya que un supervisor, por ejemplo, puede inyectar a sus colaboradores una alta dosis de motivación al ser un referente positivo.

4. Promoción y capacitación. Sabemos que la formación es un proceso habitual y en este caso cobra su relevancia.

Nunca está de más recordar los ejes de nuestro actuar y cómo lo que hacemos a diario repercute en la materialización de las metas colectivas.

A través de un curso se pueden retomar los códigos de conducta laborales, y si estamos fallando o hemos actuado incorrectamente, tomar una pausa y admitirlo.

Los centros de trabajo inteligentes y asertivos valoran que un empleado se acerque con discreción y prudencia a sus superiores y les cuente de sus errores con el fin de enmendarlos.

Hagamos que el ser honesto no sea una obligación sino una convicción que te dé ese toque de excelencia. Recuerda que la verdad siempre te hará brillar.

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